La iluminación natural en el hogar no solo realza los espacios y ahorra energía; también mejora el ánimo y el descanso.
Con pequeños ajustes —muchos de ellos sin obras— puedes llevar la luz desde la ventana hasta el último rincón. Aquí encontrarás ideas prácticas y fáciles de aplicar.
Distribuye muebles y tabiques para dejar fluir la luz
Coloca los muebles bajos cerca de las ventanas y reserva las piezas altas para paredes interiores. Si tu vivienda admite cambios, sustituye tabiques opacos por estanterías abiertas o paneles de cristal: la luz viaja y las estancias ganan amplitud.
Juega con superficies reflectantes
Espejos estratégicos, frentes de armario en acabado satinado o una mesa de cristal pueden duplicar la sensación de claridad.
Sitúa los espejos frente a la fuente de luz natural —no al sol directo para evitar reflejos molestos— y verás cómo se ilumina la habitación al instante.

Viste las ventanas con textiles ligeros
Cortinas de lino o visillos de algodón en tonos marfil, arena o gris perla filtran los rayos y suavizan el ambiente sin restar luminosidad. Si buscas mayor control, instala estores enrollables translúcidos: dejan pasar la luz natural y protegen la intimidad.
Ventanas amplias: el punto de partida
La mejor forma de garantizar una buena iluminación natural es contar con ventanas amplias y bien orientadas. En este sentido, las promociones de obra nueva ya incluyen este factor como un valor diferencial.
En Grupo Insur, el diseño de cada vivienda incorpora criterios de eficiencia y bienestar, con especial atención a la orientación y a los grandes ventanales.
Algunos ejemplos destacados:
- Insur Iris (Entrenúcleos, Sevilla): viviendas con orientación doble, terrazas amplias y gran entrada de luz natural.
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- Balance (Mijas, Málaga): arquitectura contemporánea y ventanales de suelo a techo que conectan interior y exterior.
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- Las Terrazas de Macenas (Mojácar, Almería): viviendas junto al mar, integradas en el paisaje y con una luminosidad excepcional.
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Introduce plantas que purifican sin robar claridad
Helechos, potos o la siempreverde sansevieria aportan vida y mejoran la calidad del aire. Colócalos en macetas colgantes, repisas o esquinas para no bloquear la entrada de luz y disfrutar de un interior fresco y luminoso a la vez.
En pocas palabras: libera los huecos de luz, multiplica su alcance con superficies reflectantes, viste las ventanas con tejidos ligeros y añade plantas que no resten claridad. Gestos sencillos que, juntos, convierten cualquier casa en un espacio más amplio, eficiente y acogedor, iluminado de forma natural todo el día.